Porto Cristo
El mercado dominical de Porto Cristo magníficos productos locales y excelente artesanía
La vida hay que vivirla, disfrutar de las pequeñas cosas, de los lugares con encanto y en compañía de vecinos y visitantes, es sin duda uno de los más gratificantes placeres. Pasear por el mercado dominical de Porto Cristo es una de estas agradables opciones que nos brinda este otoño espléndido.
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En el marco incomparable del paseo de la Sirena, quizás un enclave único a pocos metros del mar y con unas vistas espectaculares.
Visitamos el pasado domingo su mercado, pudimos comprobar la gran animación que presentaba, muchos vecinos adquiriendo los productos locales y de temporada, los visitantes quizás se decantaban más por la artesanía y la gastronomía, pero todos con ganas de probar o adquirir algún producto. Vimos un mercado vivo, dinámico y con unos excelentes productos de proximidad que nada tiene que envidiar a ningún mercado cercano, frutas y verduras, caquis, membrillos, granadas, las frutas por excelencia de este tiempo, sin olvidar los jínjols, junto con la uva, melones, naranjas y mandarinas, competían en color, con acelgas, ensaladas, coles, vimos las primeras setas del año, nada faltaba, todo espléndido y de gran calidad.
No faltaban las olivas, ni los quesos ni las estupendas empanadas, robiols y coquerois. De todo y en su punto. Porto Cristo por muchos motivos merece la visita. Cualquier excusa es buena para disfrutar de él.
En el marco incomparable del paseo de la Sirena, quizás un enclave único a pocos metros del mar y con unas vistas espectaculares.
Visitamos el pasado domingo su mercado, pudimos comprobar la gran animación que presentaba, muchos vecinos adquiriendo los productos locales y de temporada, los visitantes quizás se decantaban más por la artesanía y la gastronomía, pero todos con ganas de probar o adquirir algún producto. Vimos un mercado vivo, dinámico y con unos excelentes productos de proximidad que nada tiene que envidiar a ningún mercado cercano, frutas y verduras, caquis, membrillos, granadas, las frutas por excelencia de este tiempo, sin olvidar los jínjols, junto con la uva, melones, naranjas y mandarinas, competían en color, con acelgas, ensaladas, coles, vimos las primeras setas del año, nada faltaba, todo espléndido y de gran calidad.
No faltaban las olivas, ni los quesos ni las estupendas empanadas, robiols y coquerois. De todo y en su punto. Porto Cristo por muchos motivos merece la visita. Cualquier excusa es buena para disfrutar de él.
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