La cigüeña extrovertida

-No entendemos como siempre pides para ti la zona de los conventos si casi nunca hay niños que llevar allí, le dijeron las compañeras. A lo que la extrovertida cigüeña respondió: -No sabéis lo que me divierte ver lo nerviosas que se ponen las monjas cuando sobrevuelo por encima de ellas.

Algo nerviosos deben estar también los partidos y políticos de “solera” cuando ven que un nuevo partido político como “Podemos” les compite por sus formas claras y nuevas de hacer la política. Claridad y formas que muchos compartimos y que echamos de menos que los partidos y políticos con los que simpatizábamos, no supieran o no quisieran desarrollarlas en su actuar durante todo estos últimos años de oscura “Edad Media” en que nos han metido.

¿Quien no entiende lo de las puertas giratorias? ¿Quien no entiende que no es lo mismo la deuda contraída para hacer un colegio, por ejemplo, que la deuda contraída para pagar unos informes ni siquiera elaborados ni necesarios a alguien cuyo único mérito es prestar su compañía a un político para que éste impresione a los ciudadanos por ser, el pretendido acreedor, pariente de tal o cual personaje?

¿Qué hay de malo, por tanto, en reconocer la deuda primera y desechar el pago de la segunda?

Mas como para saber ante qué clase de deuda estamos, y viendo como está el “patio”, mi opinión es que se hace preciso y necesario realizar un análisis previo de cada una de las deudas pendientes de pago, sirviéndose para ello de auditores y gente experta. Eso si, quitando de en medio a aquellos estorbos que pudieran impedir poder ver los tejemanejes, malas artes y fraudes de ley por más de uno realizados.

¿Qué como se quitan esos estorbos? No votándoles y mandándoles a un “merecido descanso”.

Sé que soy muy rara. Incluso sé también que no tengo capacidad de convencer. Pero también sé que ni las campañas de televisión, radio y prensa, ni las manifestaciones de miedo de los políticos de “solera” anunciando el fin del mundo si entran a gobernar gente de esos nuevos partidos, van a cambiar mi forma de pensar.

Por eso, mientras que el momento de las elecciones llega, sobre todo las generales, volaré con la papeleta bien visible de mi voto, para que los mete-miedos de turno se pongan tan nerviosos como cuando vuela la cigüeña por encima de los conventos.

La Descreída.