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Marc Rigo / manacormanacor.com
Domingo, 22 de Marzo de 2020
Opinión

Coronavirus la crisis de los sentimientos y las emociones

El coronavirus ha traído a nuestras vidas complejos cambios sanitarios que acarrean profundas heridas psicológicas.

Hace unos instantes acabo de oír que ya no es obligatorio que los muertos descansen 24h. antes de ser enterrados o incinerados. Pero este no es el cambio más notable, es entendible con la situación. Cuanto antes se elimine un cadáver infectado menos probabilidades de un nuevo contagio.

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Otros cambios que también se entienden por la situación son muchos más duros, como son el de no poder acompañar a un familiar durante su convalecencia o incluso en su muerte, ni tampoco esta permitido su despedida ni su velatorio tras el fallecimiento. El dolor y la frustación son aquí realmente inmensos.

 

Nuestra sociedad tenía y tiene un protocolo repleto de sentimientos y acciones para estos casos, que de un plumazo han desaparecido. Y se entiendo por la gravedad de la situación.

 

Pero, aunque se entienda es muy difícil de asimilar, es muy duro que un padre, una abuela, un hijo o una hermana, mueran solos en estas condiciones y que además solo una llamada telefónica dando cuenta de su fallecimiento sea la única despedida. No podemos darle el último beso, la última caricia, ni un triste te quiero... No podemos verlo por última vez…Un largo beso al cielo es todo el consuelo para un instante hasta hace poco era inimaginable.

 

Son hechos muy difíciles de asimilar y muy difíciles de asumir. Pero hoy nos toca vivir así, lo vivimos como una irrealidad cruel, pero llegará el momento, en que al volver la vida a su normalidad tengamos que superar esos duelos, unos duelos durísimos donde la fortaleza sicológica de cada uno nos marcará el camino de la superación o no.

 

Son cambios intensos, dramáticos los que acechan hoy a la convivencia y a las familias.

 

Reflexionemos con tranquilidad, deberemos asumir muchas cosas que quizás nunca hubiéramos pensado que pudieran ser así.

 

Hoy, tras la lluvia de esta mañana aparen débiles rayos de sol, rayos quizás de esperanza. Una esperanza que cada día se va alejando en el tiempo. Hoy nos han marcado de nuevo el horizonte aún más allá, el 12 de abril creo. Es cierto que un mes en el cómputo total de una vida es poca cosa. Es cierto. Pero hoy un sin embargo parece una eternidad.

 

Pero lucharemos, asumiremos normas y si es posible superaremos la tragedia, debemos hacerlo porque casi todos tenemos hijos o abuelos que nos necesitan y para los cuales, nosotros somos su pilar para seguir creciendo y viviendo. Ánimo, no podemos caer ni en la ansiedad ni en la depresión. Seguro que al final lo superemos.

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