“Que reviente la grieta” de Victoria Guerra Pulido

La extremeña Victoria Guerra Pulido pone en el mercado literario, de la mano de Editorial Caligrama, un volumen extraordinariamente vigoroso y vivaz, que se convierte en una galería de espejos donde el lector se reconocerá con seguridad.

«Que reviente la grieta nace hoy, al cabo de una gestación de casi diez años que ha tenido lugar dentro de una vida aún joven, inexperta y soñadora. Es por eso por lo que me destapo ante el lector y le ruego comprenda, antes de empezar, que lo que tiene entre manos no es un objetivo, sino un sueño hecho realidad». Son palabras muy sentidas de Victoria Guerra Pulido, una veterinaria extremeña a la que ahora habrá que añadir el calificativo de espléndida escritora, después de sacar al mercado, con la Editorial Caligrama, un volumen que atesora una virtud sin igual: insufla a sus lectores unas tremendas ganas de vivir y de emocionarse. Estamos, pues, ante una literatura de muchos quilates.
 
La obra se compone de muchos relatos breves que arman un mosaico narrativo que funciona como una galería de espejos en la que el lector podrá verse reflejado (quizás alguno de manera cóncava o convexa...) y servir como planteamiento de interesantes debates existencialistas. La manera de contar es la que marca la diferencia: Guerra Pulido demuestra manejar una mano de escritora con mirada larga y capaz de alumbrar el tesoro de la amenidad profunda. Todo es comprensible en su libro y todo es tangible para el alma. Estamos ante un festín literario.
 
Merece la pena que nos detengamos brevemente en la biografía de una autora a la que habrá que seguir muy cerca para no perdernos nada de su prometedora carrera. Ella misma se define como «hija de padres trabajadores y honestos, hermana orgullosa, nieta de personas sencillas y honradas; en definitiva, una semilla agradecida. Y, como toda semilla, necesita una tierra». Nacida en la noble Extremadura, decide arraigarse en Sevilla y abrirse a la vida y al amor: «En este vaivén de emociones y vivencias, el arbolito de repente encuentra un muro —el muro de los sueños por cumplir— y se propone, una vez más, abrirse camino a través de él para poder avanzar». El resultado es el volumen que ahora vez la luz.
 
Echemos una pequeñísima ojeada, a modo de entremés, a lo que aguarda en el interior de este felicísimo libro, una obra con la que es realmente difícil no ponerse de buen humor: «Aquella mujer ya había encontrado a su músico particular y, aunque él detestaba el café y no sabía tocar el piano, tenía la voz más bonita que nadie hubiera podido llegar a prometerle. Así fue como se enamoró de él. Ella jamás llegaría a ver la mirada tan bella que le dedicaba él cada día, pero se amaban como nadie más lo hacía en el mundo porque conocían el secreto de la buena música: escucharse con los ojos cerrados». Maravilloso, simplemente maravilloso.