Una patrulla de Atención al Ciudadano de la Policía Nacional se encontraba en las inmediaciones y acudió rápidamente al lugar, activándose el protocolo antisuicidio, solicitando la presencia de una ambulancia y la figura del negociador de la Policía Nacional.

Los agentes se entrevistaron con el familiar quien indicó que la situación era límite y que nunca lo había visto así.
Ante la inminente situación de riesgo los policías accedieron a la vivienda y se encontraron a un hombre sentado con un cuchillo de grandes dimensiones entre sus manos el cual colocó en el cuello amenazando a los agentes.
Los policías retrocedieron  intentando calmarlo, rebajando la tensión para que no se sintiera presionado.

Los agentes lentamente consiguieron entablar conversación con la víctima y en un momento dado uno de los agentes consiguió distraer su atención y en ese instante los agentes vieron la oportunidad de desarmarlo e impedir que cometiera su propósito arrojándose sobre él.

Los policías consiguieron inmovilizarlo, sujetando ambos brazos hasta que finalmente pudieron quitarle el cuchillo de la mano logrando evitar un mal mayor.

La ambulancia se personó instantes después y asistieron al hombre que fue trasladado a un centro hospitalario.