Una vez conocidas las denuncias, los agentes iniciaron la investigación para la detención de los autores.

Comprobaron que todos los robos se producían en establecimientos hoteleros de una zona concreta y en todos los casos los delincuentes entraban en las habitaciones mientras los huéspedes dormían, aprovechando para ello que las puertas no estaban correctamente cerradas. Una vez en el interior sustraían principalmente dinero.

En un operativo de vigilancia discreto que establecieron los guardias civiles en los hoteles de los afectados, detectaron a dos jóvenes sospechosos, que una vez identificados comprobaron que eran los autores de los robos investigados.