Opinión / Mallorca / Manacor
Manacor afronta una nueva crisis: silenci institucional y falta de coordinación en los Servicios Sociales
Los últimos casos de vulnerabilidad destapan graves carencias en la atención social del municipio y un preocupante silencio por parte del equipo de gobierno.
![[Img #76772]](https://manacormanacor.com/upload/images/10_2025/5707_18757845_670.jpg)
Imatge d'arxiu
Manacor vuelve a situarse en el centro de una crisis social e institucional, esta vez con los Servicios Sociales municipales bajo el foco. En las últimas semanas, los vecinos del municipio han asistido con preocupación a varios episodios que han puesto en evidencia una alarmante falta de respuesta y coordinación en la atención a las personas más vulnerables.
El caso de la mujer anciana encontrada en condiciones infrahumanas, sin atención asistencial y rodeada de basura y excrementos de animales, ha sido el detonante visible de una realidad que muchos aseguran que no es un hecho aislado. A escasos metros de la Escola de Mallorquí se han detectado también viviendas habitadas en condiciones deplorables, mientras en otras zonas de la ciudad hay personas durmiendo en la calle sin alternativas reales de acogida.
Estos episodios han encendido todas las alarmas y han provocado una oleada de indignación ciudadana, que se pregunta cómo puede ser que en pleno siglo XXI todavía se vivan situaciones tan extremas sin que los mecanismos sociales reaccionen a tiempo.
La falta de coordinación entre departamentos, la escasa transparencia y la ausencia de comunicación institucional han contribuido a un clima de desconfianza y a la sensación de que los dramas humanos se gestionan en silencio, sin explicaciones públicas ni medidas visibles.
Hasta ahora, el silencio del equipo municipal ha sido absoluto. No ha trascendido qué se está haciendo para solucionar estos casos ni en qué punto se encuentran los trabajos para reforzar los protocolos de atención.
Y no se trata de morbo, sino de conciencia social. Los ciudadanos tienen derecho a saber cómo se gestionan estos dramas y qué recursos destina su Ayuntamiento para prevenirlos y atenderlos.
Hace no tanto tiempo, Manacor estaba presente en las portadas de los medios nacionales por motivos bien distintos: por las gestas deportivas de Rafa Nadal, que con su esfuerzo y valores elevó el nombre del municipio al orgullo internacional.
Hoy, lamentablemente, Manacor vuelve a los medios nacionales y televisiones de todo el país por escándalos sociales que evidencian una preocupante degradación en la gestión de lo público y la atención a los más vulnerables.
El contraste no podría ser más doloroso.
Mientras tanto, parte del debate político local parece mirar hacia otro lado. Se habla de identidad, lengua y cultura —valores sin duda importantes—, pero se olvida que la dignidad humana es el primer pilar de cualquier sociedad que aspire a ser justa.
Manacor necesita menos gestos ideológicos y más compromiso humano, menos discurso y más acción. Los Servicios Sociales no pueden ser un símbolo de partido, sino una herramienta viva al servicio de las personas.
En medio de esta crisis, algunas figuras políticas locales parecen ya tener la vista puesta en otros horizontes. La reciente decisión de una responsable municipal de no repetir en las listas de su partido en las próximas elecciones se interpreta por muchos como una maniobra más política que ética, mientras el alcalde y su entorno inmediato comienzan a mirar más hacia Palma que hacia las calles de Manacor.
Y mientras todo esto ocurre, la realidad golpea cada día más cerca.
Personas abandonadas, familias al límite, ancianos olvidados.
La pregunta que queda flotando es inevitable:
¿Quién vela realmente por los manacorins cuando sus dirigentes miran hacia otro lado?
![[Img #76772]](https://manacormanacor.com/upload/images/10_2025/5707_18757845_670.jpg)
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Manacor vuelve a situarse en el centro de una crisis social e institucional, esta vez con los Servicios Sociales municipales bajo el foco. En las últimas semanas, los vecinos del municipio han asistido con preocupación a varios episodios que han puesto en evidencia una alarmante falta de respuesta y coordinación en la atención a las personas más vulnerables.
El caso de la mujer anciana encontrada en condiciones infrahumanas, sin atención asistencial y rodeada de basura y excrementos de animales, ha sido el detonante visible de una realidad que muchos aseguran que no es un hecho aislado. A escasos metros de la Escola de Mallorquí se han detectado también viviendas habitadas en condiciones deplorables, mientras en otras zonas de la ciudad hay personas durmiendo en la calle sin alternativas reales de acogida.
Estos episodios han encendido todas las alarmas y han provocado una oleada de indignación ciudadana, que se pregunta cómo puede ser que en pleno siglo XXI todavía se vivan situaciones tan extremas sin que los mecanismos sociales reaccionen a tiempo.
La falta de coordinación entre departamentos, la escasa transparencia y la ausencia de comunicación institucional han contribuido a un clima de desconfianza y a la sensación de que los dramas humanos se gestionan en silencio, sin explicaciones públicas ni medidas visibles.
Hasta ahora, el silencio del equipo municipal ha sido absoluto. No ha trascendido qué se está haciendo para solucionar estos casos ni en qué punto se encuentran los trabajos para reforzar los protocolos de atención.
Y no se trata de morbo, sino de conciencia social. Los ciudadanos tienen derecho a saber cómo se gestionan estos dramas y qué recursos destina su Ayuntamiento para prevenirlos y atenderlos.
Hace no tanto tiempo, Manacor estaba presente en las portadas de los medios nacionales por motivos bien distintos: por las gestas deportivas de Rafa Nadal, que con su esfuerzo y valores elevó el nombre del municipio al orgullo internacional.
Hoy, lamentablemente, Manacor vuelve a los medios nacionales y televisiones de todo el país por escándalos sociales que evidencian una preocupante degradación en la gestión de lo público y la atención a los más vulnerables.
El contraste no podría ser más doloroso.
Mientras tanto, parte del debate político local parece mirar hacia otro lado. Se habla de identidad, lengua y cultura —valores sin duda importantes—, pero se olvida que la dignidad humana es el primer pilar de cualquier sociedad que aspire a ser justa.
Manacor necesita menos gestos ideológicos y más compromiso humano, menos discurso y más acción. Los Servicios Sociales no pueden ser un símbolo de partido, sino una herramienta viva al servicio de las personas.
En medio de esta crisis, algunas figuras políticas locales parecen ya tener la vista puesta en otros horizontes. La reciente decisión de una responsable municipal de no repetir en las listas de su partido en las próximas elecciones se interpreta por muchos como una maniobra más política que ética, mientras el alcalde y su entorno inmediato comienzan a mirar más hacia Palma que hacia las calles de Manacor.
Y mientras todo esto ocurre, la realidad golpea cada día más cerca.
Personas abandonadas, familias al límite, ancianos olvidados.
La pregunta que queda flotando es inevitable:
¿Quién vela realmente por los manacorins cuando sus dirigentes miran hacia otro lado?











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