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La “bendita locura” de un calendario que no da tregua
El Illes Balears Palma Futsal encadena siete partidos en 21 días en un tramo de máxima exigencia competitiva.
![[Img #77264]](https://manacormanacor.com/upload/images/11_2025/746_19118542_670.jpg)
“Bendita locura”. Es el mantra que repite Antonio Vadillo semana tras semana, quizá porque es la única forma de asumir un calendario que ha puesto a prueba los límites de su equipo, como quien convive con un torbellino al que ya ha aprendido a mirar a los ojos. Y no es una exageración. Si algo define al Illes Balears Palma Futsal en este inicio de curso, además de su ambición desbordada, es un calendario que no concede tregua: siete partidos en 21 días. Y no siete partidos al uso. Entre el 29 de octubre y el 18 de noviembre, la plantilla ha sobrevivido a un maratón competitivo que pocos equipos del continente podrían afrontar sin tambalearse.
En menos de un mes, el Palma se ha medido al Movistar Inter FS, ha disputado tres encuentros decisivos de la Main Round de la UEFA Futsal Champions League, encuadrado además en el que todos señalaban como el grupo de la muerte, el más exigente del cuadro. Allí, frente a Etoile Lavalloise, FK Chrudim y FC Semey, el conjunto balear firmó un pleno de victorias para avanzar como primer clasificado. A esa gesta europea se sumó la final —y el título— de la Copa Intercontinental ante Peñarol, antes de cerrar el tramo con un duelo de máxima exigencia frente a ElPozo Murcia Costa Cálida. Todo esto encajado entre viajes, recuperaciones exprés, sesiones tácticas contrarreloj y un pabellón que no ha dejado de empujar en cada batalla.
Un calendario frenético y un equipo que compite en todo
El Illes Balears Palma Futsal está presente en todas las competiciones posibles esta temporada: Primera División, UEFA Champions League, Copa Intercontinental, Copa del Rey y Supercopa de España, cuya disputa en Son Moix se confirmó ayer oficialmente. Solo hay una competición que falta: la Copa de España, cuya clasificación es el objetivo prioritario en clave nacional durante las próximas semanas.
Desde septiembre, el equipo ya ha disputado 15 partidos oficiales, tres o cuatro más que muchos rivales directos de Primera División en el mismo periodo, con todo lo que eso implica: entrenar menos, viajar más, adelantar jornadas, soportar cargas más altas y gestionar un vestuario que ha tenido que rehacerse tras un verano de cambios importantes. A ello se suma el impacto de las concentraciones internacionales, que han reducido aún más los días efectivos de preparación y han incrementado el desgaste en varios jugadores claves.
Aun así, el Illes Balears Palma Futsal ha mantenido el tipo donde se separan los equipos buenos de los equipos grandes: en la resistencia, en la competitividad diaria, en la capacidad de sobrevivir a la exigencia.
El mérito de estar ahí
Porque los títulos son maravillosos, pero el verdadero mérito —el que no siempre se ve— está en llegar a todas las fases finales, en sostener el nivel cuando el calendario aprieta y cuando el margen de error es mínimo. Y eso, para un club que no nace de la aristocracia histórica del futsal español, tiene un valor enorme. El Illes Balears Palma Futsal se ha ganado su sitio en esa mesa a base de esfuerzo, pasión y dedicación.
El tramo que queda antes de terminar el año vuelve a estar cargado de exigencia. En el escenario nacional, la prioridad es sellar el billete para la Copa de España. Y en Europa, el reto no es menor: superar los octavos de final ante un exigentísimo Hit Kyiv, un adversario duro, físico y acostumbrado a competir en Europa.
Bendita locura. La que solo pueden vivir aquellos equipos que, como este Palma, se han acostumbrado a estar siempre ahí.
![[Img #77264]](https://manacormanacor.com/upload/images/11_2025/746_19118542_670.jpg)
“Bendita locura”. Es el mantra que repite Antonio Vadillo semana tras semana, quizá porque es la única forma de asumir un calendario que ha puesto a prueba los límites de su equipo, como quien convive con un torbellino al que ya ha aprendido a mirar a los ojos. Y no es una exageración. Si algo define al Illes Balears Palma Futsal en este inicio de curso, además de su ambición desbordada, es un calendario que no concede tregua: siete partidos en 21 días. Y no siete partidos al uso. Entre el 29 de octubre y el 18 de noviembre, la plantilla ha sobrevivido a un maratón competitivo que pocos equipos del continente podrían afrontar sin tambalearse.
En menos de un mes, el Palma se ha medido al Movistar Inter FS, ha disputado tres encuentros decisivos de la Main Round de la UEFA Futsal Champions League, encuadrado además en el que todos señalaban como el grupo de la muerte, el más exigente del cuadro. Allí, frente a Etoile Lavalloise, FK Chrudim y FC Semey, el conjunto balear firmó un pleno de victorias para avanzar como primer clasificado. A esa gesta europea se sumó la final —y el título— de la Copa Intercontinental ante Peñarol, antes de cerrar el tramo con un duelo de máxima exigencia frente a ElPozo Murcia Costa Cálida. Todo esto encajado entre viajes, recuperaciones exprés, sesiones tácticas contrarreloj y un pabellón que no ha dejado de empujar en cada batalla.
Un calendario frenético y un equipo que compite en todo
El Illes Balears Palma Futsal está presente en todas las competiciones posibles esta temporada: Primera División, UEFA Champions League, Copa Intercontinental, Copa del Rey y Supercopa de España, cuya disputa en Son Moix se confirmó ayer oficialmente. Solo hay una competición que falta: la Copa de España, cuya clasificación es el objetivo prioritario en clave nacional durante las próximas semanas.
Desde septiembre, el equipo ya ha disputado 15 partidos oficiales, tres o cuatro más que muchos rivales directos de Primera División en el mismo periodo, con todo lo que eso implica: entrenar menos, viajar más, adelantar jornadas, soportar cargas más altas y gestionar un vestuario que ha tenido que rehacerse tras un verano de cambios importantes. A ello se suma el impacto de las concentraciones internacionales, que han reducido aún más los días efectivos de preparación y han incrementado el desgaste en varios jugadores claves.
Aun así, el Illes Balears Palma Futsal ha mantenido el tipo donde se separan los equipos buenos de los equipos grandes: en la resistencia, en la competitividad diaria, en la capacidad de sobrevivir a la exigencia.
El mérito de estar ahí
Porque los títulos son maravillosos, pero el verdadero mérito —el que no siempre se ve— está en llegar a todas las fases finales, en sostener el nivel cuando el calendario aprieta y cuando el margen de error es mínimo. Y eso, para un club que no nace de la aristocracia histórica del futsal español, tiene un valor enorme. El Illes Balears Palma Futsal se ha ganado su sitio en esa mesa a base de esfuerzo, pasión y dedicación.
El tramo que queda antes de terminar el año vuelve a estar cargado de exigencia. En el escenario nacional, la prioridad es sellar el billete para la Copa de España. Y en Europa, el reto no es menor: superar los octavos de final ante un exigentísimo Hit Kyiv, un adversario duro, físico y acostumbrado a competir en Europa.
Bendita locura. La que solo pueden vivir aquellos equipos que, como este Palma, se han acostumbrado a estar siempre ahí.






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